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La manifestación más grande . . . 115 000 vascos por los derechos de los presos políticos vascos |
Por el diario GARA
Euskal Herria / 2013-01-12 / Lo de ayer fue una
ocupación del centro de Bilbo en favor de los derechos de los presos sin
recorrido del todo definido y también sin un principio ni final concreto. Mucho
antes de la hora prevista, gran parte de las calles estaban ya llenas
Iñaki IRIONDO |
BILBO
Cuarenta
minutos antes de la hora prevista para el inicio de la manifestación, la calle
Autonomía de Bilbo estaba llena de gente. También buena parte de las
trasversales que desembocan en ella. La situación era paradójica: lo que debía
ser la cabeza de la marcha era en esos momentos su cola. Para que la
movilización hubiera discurrido por cauces habituales, la pancarta tendría que
haber comenzado un recorrido distinto en dirección contraria a la prevista. Y,
como queda dicho, todavía faltaba más de media hora para que dieran las 17.30.
A la hora de
arrancar, prácticamente todo el recorrido estaba abarrotado. Se abría un
pequeño paréntesis entre los que situados mucho más cerca del final que del
inicio dudaban entre esperar o acercarse a coger sitio en la explanada del
ayuntamiento donde debían desarrollarse la lectura del comunicado y las
actuaciones musicales.
De hecho,
tampoco se dio un único acto final. En la Plaza Circular, donde la organización
había instalado una pantalla gigante, se concentraron también miles de
manifestantes que no pudieron llegar más lejos.
La de ayer no
fue una manifestación al uso. La movilización consistió en que los familiares
de presos, exiliados y deportados, y quienes portaban la pancarta, completaron
el recorrido –tardando para ello más de hora y media– abriéndose camino entre
los manifestantes. A su paso, miles de los congregados se fueron incorporando a
la marcha. Otros miles iniciaban recorridos paralelos para avanzar por otras
vías.
Lo de ayer fue
una ocupación de las principales calles del centro de Bilbo en defensa de los
derechos de los presos y las presas. Una concentración que no tuvo una hora
concreta de inicio y que tampoco tuvo una conclusión muy determinada. Cuando
hacía tiempo que el acto que cerraba la marcha había terminado, por la calle
Hurtado de Amezaga seguían bajando miles de manifestantes (otros miles se
habían desdoblado por la calle Aldapa) y se abrían en abanico al llegar a la
Plaza Circular. Unos seguían hacia el ayuntamientos, punto final oficial, otros
bajaban hacia el Arriaga para adentrarse en el Casco Viejo, algunos se
encaminaban por la Gran Vía... Luego estaban quienes optaban por dejarse tragar
por las bocas del Metro para volver hacia sus lugares de origen.
La de ayer fue,
además, una demostración de la capacidad de movilización de Herrira, a pesar de
que los denominados partidos mayoritarios –con excepción de EH Bildu– se habían
desmarcado abiertamente de la movilización. El PNV dejó claro que no se sumaría
como partido. El PSE añadió que no daba a sus militantes libertad para decidir
si ir o no. El PP se posicionó en contra. De hecho, el ministro español de
Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, dijo que la manifestación debió haber sido
prohibida por la Audiencia Nacional.
Mojarse por los
presos y presas
Ninguno de esos
pronunciamientos en contra hizo mella en las decenas de miles de personas que
tomaron el centro de Bilbo. Una presencia superior, según varios indicadores, a
la colosal manifestación del 7 de enero de 2012.
Tampoco la
lluvia arredró a los manifestantes. La gente llegó a Bilbo dispuesta a mojarse
por las presas y los presos. Preparada para ello. La sorpresa, en realidad, fue
que hasta las seis de la tarde estuvo seco. Apenas alguna gota impertinente
molestó a los concentrados. Pero después sí, cayó y mucho, como estaba
previsto. Se abrieron entonces miles de paraguas. Lo que no se pudo hacer en
esta ocasión fue acelerar el paso, ya que en muchos tramos no había siquiera
por dónde pasar.
Presencia
política plural
Para las 16,30,
en las inmediaciones de La Casilla comenzaban a agruparse por un lado los
voluntarios de la organización y por otro los portavoces de partidos,
sindicatos y organismos que se habían sumado a la convocatoria y que iban
haciendo las primeras declaraciones a los medios de comunicación.
En la marcha
pudo verse a los principales dirigentes de los partidos integrantes de EH Bildu
y a prácticamente todo su grupo parlamentario. También de Ezker Batua. Y
líderes de ELA, LAB y otros sindicatos.
Acudieron
responsables institucionales como el diputado general de Gipuzkoa, Martin
Garitano, y el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre.
Pese a que hubo
partidos que recomendaron a sus militantes no acudir, hubo presencia de personas
del PNV y también del PSN. En la representación de Ahotsak acudió, entre otras,
Ainhoa Aznarez, del PSN (con ellas se vio también a José Luis Uriz), y habían
confirmado sus asistencia las jeltzales Arantza Itxasmendi, Usune Retolaza y
Amaia Goirigoltzarri. Al que sí se vio fue a Iñaki Zarraoa.
Hubo además una
representación de formaciones catalanas como ERC y las CUP. El diputado
republicano Joan Tardá y el portavoz parlamentario de las CUP, David Fernández,
concitaron la atención de los medios de comunicación.
En la marcha no
solo se vieron senyeras esteladas catalanas, sino también banderas de otras
comunidades del Estado español. Todas ellas saludadas con entusiasmo. El pueblo
kurdo también estuvo representado y, tras la ejecución de tres mujeres militantes
en París, fue objeto de notables muestras de simpatía y solidaridad.
A lo largo del
recorrido se pudieron observar banderas de distintos puntos del mundo, además
de pancartas que recordaban a presos de diversas localidades o barrios de
Euskal Herria.
Pese a que la
previsión era que la manifestación fuera silenciosa, fueron constantes los
gritos de «Euskal presoak Euskal Herrira!». Abrían camino entre la multitud las
furgonetas de los voluntarios que cada fin de semana llevan a familiares a las
cárceles. La organización dispuso a continuación un autobús de dos pisos para
los cámaras.
Cientos de
familiares de presos, refugiados y deportados se dispusieron a continuación en
cinco hileras. Tras ellos, la pancarta, portada por una nutrida representación
de las personas convocantes: Eñaut Gantxegi, Iñaki Olasolo, Paulo
Agirrebaltzategi, Arantza Gutiérrez, Pako Letamendia, Eba Ferreira, Itxaso
Fernández, Estitxu Garai, Irati Tobar, Begoña Zabala, Juan Ibarrondo, Juanje
Soria y Oskar Bañuelos.
De entre ellos,
los encargados de dar lectura al comunicado final tuvieron que salir de la
pancarta para poder llegar a tiempo al ayuntamiento y desde allí lanzar su
mensaje a las más de cien mil personas que habían acudido a la manifestación
para exigir el respeto de los derechos de las presas y los presos.