La península de Corea,
atravesada otra vez por amenazas de guerra. Como siempre, para Washington el
único culpable sería el gobierno de la República Popular Democrática de Corea.
¿Acaso el Pentágono es pacifista?
EMILIO MARÍN
En relación a Corea el
mundo está viendo una película repetida varias veces, sobre todo desde 2006. En
esa ocasión, con la primera prueba nuclear del gobierno socialista del entonces
jefe Kim Jong il, el imperio y sus aliados de Corea del Sur, arreciaron con su
propaganda mendaz. Según ésta el único culpable de la inestabilidad política en
la península era ese gobierno marxista; el remedio serían las sanciones en las
Naciones Unidas, más el bloqueo económico y el cerco militar.
En ese último dispositivo
cuentan la VI Flota, sus numerosas bases en Corea del Sur y sus 28.500 soldados
estadounidenses, más las restantes bases en Guam, Hawai y en Japón (Okinawa
entre otras).
En 2009 los norcoreanos
hicieron su segunda prueba nuclear, que también levantó gran polvareda
internacional. Sobre todo de un imperio que lejos de controlarse, en 1945
arrojó sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, provocando centenares
de miles de muertos.
Y en febrero de este 2013,
el país con capital en Pyongyang realizó su tercera prueba, subterránea. Ya era
demasiado para el "pacifista" Pentágono y EE UU promovió una sanción
en el Consejo de Seguridad de la ONU, que llegó puntualmente el 7 de marzo. Más
bloqueo y medidas punitivas contra Corea del Norte que ya está habituada a
vivir así, a pesar de que le hacen la vida imposible.
¿Unos todo y otros nada?
Antes de entrar de lleno
en la confrontación política de estas últimas semanas en la península, conviene
dejar algo en claro. Corea del Norte tendría, según informaciones coincidentes,
entre 6 y 9 bombas atómicas; lejos de negarlo, su gobierno admite que cuenta
con ese modesto armamento con fines de disuasión.
Teniendo muy cerca suyo a
una superpotencia que ya entre 1950 y 1953 le hizo una guerra de ocupación que
costó 2 millones de vidas al pueblo norcoreano, aquella función de autodefensa
se entiende y es perfectamente lícita.
Además, esos antecedentes
nefastos de Estados Unidos no se quedaron inmóviles en la historia, sino que
revalidó esa condición agresiva contra Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia,
etcétera.
Pyongyang es muy claro: le
parece espléndida la idea del desarme nuclear completo. Cuando eso suceda,
eliminará también sus pocas municiones, junto con los demás gobiernos. Pero
hace constar que la amenaza a la paz del mundo no viene de su lado, firmante
inicial del Tratado de No Proliferación de Tlatelolco, a diferencia de Israel.
Este es el punto. El
Consejo de Seguridad no incomoda a Israel, India o Pakistán, entre otros países
que tienen armamento nuclear. Sin embargo, para la RPDC, las sanciones están a
la orden del día. Cada prueba, una sanción.
Corea con 6 bombas es
presentada como el gran peligro de la humanidad. ¿Qué decir de EE UU con 5.000
ojivas nucleares y varios centenares de portadores emplazados en tierra?
Aquellas pueden ser también disparadas desde sus aviones, submarinos y barcos.
Este es el mundo del revés.
Mentiras verdaderas.
Corea del Norte no oculta
que posee armamento atómico, escaso, para disuadir una agresión en su contra,
de parte de un imperio y su socio surcoreano que nunca firmaron la paz, sino un
simple armisticio, en 1953.
Esa línea de apoyarse en
su Ejército Popular de Corea y su armamento, se llama "la política de
Songún", iniciada en 1932 con la resistencia guerrillera contra el
ocupante japonés, por parte de Kim il Sung.
No todo lo que la RPDC
hace es probar armas. En diciembre de 2012 puso en órbita un satélite de
observación, de utilidad civil, y la quisieron colgar en el Consejo de
Seguridad pues decían que el misil que portó ese satélite podía transportar una
cabeza nuclear. Y desconfiaban del artefacto de observación. Era el viejo truco
del ladrón que grita "al ladrón"...
Obama y Park Geun-hye,
presidenta de Corea del Sur, alegan que Kim Jong Un tiene planes guerreristas,
incluso prepara ataques nucleares. Lo que no dicen es que fueron ellos los que
en marzo de 2010 provocaron un gravísimo incidente, al acusar falsamente a
Corea del Norte del hundimiento de la fragata surcoreana, Cheonan, donde
murieron 46 marinos. Y que en noviembre de ese año generaron otro
enfrentamiento en la isla de Yeonpyeong. Desde 2008, allí el presidente era Lee
Myung Bak, un acérrimo enemigo de la paz y la integración entre las dos Coreas,
a la que habían apostado su predecesor Roh Moo-Hyun. En ese período de
negociaciones se inauguró, del lado norcoreano, la zona especial de Kaesong,
donde 123 empresas surcoreanas fabrican textiles, productos químicos y
autopartes, dando empleo a 50.000 norcoreanos y mil sureños.
¿De dónde vienen las
provocaciones?
Promediando el pasado
marzo, el mundo se sacudió con la noticia de que el gobierno norcoreano había
dejado sin efecto el armisticio de 1953, cortado el "teléfono rojo"
con Seúl y declarado que consideraría sus relaciones con EE UU como "en
estado de guerra".
Las agencias
internacionales que sintonizan la onda de Washington enfatizaron que Kim Jong
Un había dado directivas a sus mandos militares para que pusieran en apresto
sus misiles. Estos apuntan a blancos estadounidenses y surcoreanos, ubicados en
un radio de 4.000 kilómetros: Seúl, Guam, Hawai y las bases en Japón.
La agencia norcoreana KCNA
puntualizó que el 29 de marzo Kim había convocado "al jefe del Estado
Mayor General del EPC, Hyon Yong Chol, el jefe del departamento de operación,
Ri Yong Gil, el jefe del departamento general de exploración, Kim Yong Chol, y
el comandante de las fuerzas coheteriles estratégicas Kim Rak Gyom". Y
allí ordenó el apresto de sus misiles.
No es que estos dirigentes
se volvieron locos en ese momento ni estaban locos desde antes, tal la
propaganda norteamericana. Los norcoreanos valoraron muy negativamente que los
ejercicios militares en Corea hubieran empleado bombarderos B-2A, que llevan
bombas atómicas. El imperio que a mediados del Siglo XX les había hecho la
guerra, parecía a punto de repetirla, con armas más modernas y destructivas.
Amagaba agredirlos desde el aire, porque en aquella oportunidad el general
MacArthur y sus marines se fueron con los dientes y algunas cosas más rotas.
Por eso los norcoreanos
dijeron basta y dieron un golpe sobre la mesa.
EE. UU. amenazó primero.
Toda la parafernalia
desinformativa no puede ocultar que el que provocó primero fue el jefe del
Pentágono, Chuck Hagel. La decisión norcoreana de poner en apresto sus misiles
se produjo oficialmente el 29 de marzo pasado.
Y el 1 de marzo, casi un
mes antes, había comenzado un ejercicio militar de estadounidenses y
surcoreanos. La maniobra conjunta "Foal Eagle" comenzó el 1 de marzo
y durará hasta el 30 de abril, mientras que el ejercicio "Key
Resolve" se llevó a cabo desde el 11 de marzo hasta el 21 del mismo mes.
En el 'Foal Eagle'
participaron por primera vez bombarderos estratégicos capaces de portar misiles
nucleares. La agencia rusa Ría-Novosti informó el 11 de marzo que "dos
aviones furtivos B-2 Spirit, que despegaron desde su base de Whiteman, en el
estado de Missouri, destruyeron con éxito objetivos simulados en Corea del Sur.
Anteriormente en las maniobras, que se desarrollarán hasta el 30 de abril,
participaron también varios bombarderos B-52".
Ya en la guerra de Corea
los norteamericanos practicaron la guerra química. No parece casual que esta
semana el Pentágono reconociera que envió a Corea del Sur un batallón de guerra
nuclear, química y biológica, ocho años después de que esa unidad fuera retirada
hacia su territorio continental. "La entidad, integrada por 250
especialistas, radicó hasta ahora en la base de Lewis McCord, en el occidental
estado norteamericano de Washington", reportó Prensa Latina.
Escuchen a Fidel.
El estadista cubano tiene
a Corea como uno de sus temas de reflexiones. En 2010, luego del incidente del
barco Cheonan, escribió mucho sobre la península y advirtió contra la
posibilidad de guerra. En julio de 2008 había publicado dos notas muy
interesantes ("Las dos Coreas").
Este 4 de abril volvió a
referirse en Cuba-Debate: "El deber de evitar una guerra en Corea".
Allí dijo que tuvo el honor de conocer a Kim il Sung, "una figura
histórica, notablemente valiente y revolucionaria" y ratifica que "la
República Popular Democrática de Corea siempre fue amistosa con Cuba, como Cuba
lo ha sido siempre y lo seguirá siendo con ella". El líder cubano apremió
a Obama para que evite un conflicto que lo convertiría en "el más
siniestro personaje de la historia de Estados Unidos".
De todas maneras,
ecuánime, sabio y con manejo de la táctica, Fidel Castro también le hace un
reclamo a Corea del Norte: "Ahora que ha demostrado sus avances técnicos y
científicos, le recordamos sus deberes con los países que han sido sus grandes
amigos, y no sería justo olvidar que tal guerra afectaría de modo especial a
más del 70 % de la población del planeta". Cuando menciona a "grandes
amigos" puede estar pensando en China, objetivo último de estos ataques
norteamericanos.
Ojalá Pyongyang preste
atención a este mensaje mandado por un amigo suyo, estadista y guerrero, desde
La Habana.