por Thierry Meyssan
¿Qué tiene que ver Siria con el atentado de Boston?
Nada, a primera vista. Pero ese atentado –y el ruido que está haciendo–
responde a la principal pregunta sobre la suspensión del plan Kerry-Lavrov. Si
nada se ha concretado aún sobre el tema de Siria es porque Washington y Moscú
están encontrando dificultades imprevistas, entre ellas la cuestión chechena.
Red Voltaire| Damasco (Siria) | 21 de abril de 2013
La
implementación del plan Kerry-Lavrov para Siria se ha visto interrumpida por
ciertas dificultades a las que se enfrentan las dos potencias. Por el lado
estadounidense, Washington parece tener problemas para imponer obediencia a los
mismos aliados a los que recurrió anteriormente para utilizarlos en contra de Siria
y a los que ahora pide que se retiren sin haber obtenido la menor recompensa.
Por el lado ruso, el Kremlin ve con inquietud la brusca aparición de
combatientes provenientes del Cáucaso, que pudieran enfrentarse a las fuerzas
de paz de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), como ya
sucedió en el pasado con el Ejército Rojo en Afganistán.
Por el momento,
el resultado es que el cambio de equipo realizado en la administración Obama no
parece arrojar resultados. John Kerry se contradice constantemente y nadie
acaba de ver la luz al final de túnel. Aprovechando esa situación, nuevas
fuerzas de oposición aparecen en el Congreso, donde se han presentado 3 nuevos
proyectos de ley. El primero favorece el proyecto israelí de destrucción de Siria,
el segundo representa los intereses del complejo militaro-industrial (una
guerra limitada) mientras que el tercero… es sobre la repartición del gas. Y en
ese contexto se produce el atentado de Boston.
Un doble
atentado con explosivos dejó 3 muertos y más de 100 heridos al final del
maratón de Boston, el martes 16 de abril de 2013, a las 14 horas y 50 minutos
(hora local). Gracias al sorprendente descubrimiento de una mochila que
contenía la tapa de una olla de presión y los videos de varias cámaras de
vigilancia, el jueves a las 17 horas y 10 minutos las autoridades divulgaron
fotografías de 2 sospechosos: los hermanos Tsarnaev, o sea Tamerlán, de 26
años, y Dzhokhar, de 19. El viernes, los dos hermanos mataron a un policía en
el célebre MIT. Y después de huir en un Mercedes Benz, fueron alcanzados por la
policía. Esa noche se hicieron más de 200 disparos y los dos hermanos
resultaron heridos. Tamerlán murió en el hospital Beth Israel. Su hermano
Dzhokhar, logró escapar a pie pero la policía lo capturó posteriormente.
El caso
movilizó a las cadenas de televisión del mundo entero. Desde Majachkalá, la
capital de Daguestán, los padres de los sospechosos declaran que estos fueron
objeto de una manipulación. La madre, que parece haber sufrido presiones de la
policía estadounidense, subrayó que sus hijos estaban bajo estrecha vigilancia
del FBI y que no podían, por lo tanto, haber montado ningún tipo de operación
sin ser descubiertos antes de concretarla. Por su parte, el gobernador de
Chechenia, Ramzan Khadirov, resaltó que los sospechosos no habían vivido en
Rusia y desmintió por adelantado todo intento de vincular a su país.
La implicación
personal del presidente de Estados Unidos, Barack Obama –quien intervino 4
veces y viajó a la catedral de Boston para pronunciar allí una homilía–,
muestra la importancia del hecho. La llamada telefónica del presidente de la
Federación Rusa, Vladimir Putin, subrayó la importancia de la cooperación
antiterrorista, que puede sin embargo tomar dos direcciones diametralmente
opuestas.
Si se admite
que el enemigo común es el terrorismo checheno, es posible concluir que se le
cerrará el paso en Siria. Estados Unidos y Rusia se pondrán de acuerdo para
enfrentarlo en cualquier lugar del mundo, incluyendo el Levante. Pero también
puede llegarse a la conclusión de que Washington y Moscú pueden vencerlo en sus
propios países e ignorarlo en esa región del mundo. El problema de ese tipo de
atentado es que se presta a toda una serie de giros contradictorios, previstos
únicamente por quienes los planifican. Y en cualquier momento pueden surgir
nuevos elementos que orientarán la manera de percibir el atentado y las
consecuencias políticas a las que dará lugar.
En todo caso,
lo que sí puede afirmarse es:
1.
Que la cuestión chechena inhibe a
los rusos en Siria,
2.
que el atentado de Boston es un
montaje tendiente a conferir protagonismo al terrorismo checheno,
3.
que la manera como se presentará
al mundo este asunto debe determinar los próximos acontecimientos en Siria.
El único punto
débil del dispositivo es que Dzhokhar Tsarnaev sigue vivo… y un muchacho de 19
años es incontrolable.
Fuente: Al-Watan
(Siria).
Thierry Meyssan: Intelectual
francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for
Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe,
latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II.
Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila
Editores, 2008).