Por Red Roja.
La maquinaria de propaganda del
sistema lleva décadas intentando desacreditar a toda la izquierda
revolucionaria, en especial al movimiento comunista. Esto pasa por la forja del
concepto engañoso de “totalitarismo”, un concepto que el capitalismo se saca de
la manga para intentar equiparar el fascismo y los Estados socialistas,
presentando estos últimos como “dictaduras” profundamente represoras y enemigas
de la libertad. Todo esto lo hace presentando cifras infladas y datos
tergiversados pero, sobretodo, machacando continuamente el imaginario popular y
el inconsciente colectivo desde los aparatos ideológicos del Estado. Uno de los
puntos fundamentales de esta estrategia de manipulación es presentar al
ejército de EEUU como vencedores de la Segunda Guerra Mundial y “salvadores” de
la democracia y la libertad en Europa. ¿Fue así?
No fueron los Estados Unidos los que
derrotaron al 70% del ejército nazi, pagando por ello el precio de más de
veinte millones de vidas. Fue la Unión Soviética.
Fue la URSS quien dejó un millón de
muertos entre los escombros y la nieve de Leningrado.
Fueron las personas combatientes de
la URSS quienes resistieron siete meses en Stalingrado sin dejar de luchar,
librando una guerra sin cuartel casa por casa, pasillo por pasillo, haciendo
pagar a los nazis cada paso con sangre. Esa batalla fue uno de los hitos
fundamentales que permitió que se cambiaran las tornas y que la contraofensiva
soviética acabase llamando a las puertas de Berlín.
Y, por encima de todo, lo que acabó ondeando
sobre el Reichstag fue la bandera roja. Ésa es la lección definitiva para el
futuro: el único y verdadero enemigo del fascismo es la izquierda
revolucionaria.
Durante años han intentado esconder
esta verdad, intentando cubrir con el invento del “totalitarismo” un hecho que
ha probado ser innegable:
El fascismo es una de las
herramientas más despiadadas de la burguesía para mantenerse a toda costa en el
poder.
El Socialismo es su condena a muerte.
Revista Cambio Total