sábado, 15 de diciembre de 2012

Corea del Norte puso en órbita un satélite y la tildaron de “asesina nuclear”



Por Emilio Marín
La República Popular Democrática de Corea (RPDC) puso en órbita un satélite para observación terrestre. Estados Unidos, el Consejo de Seguridad y la OTAN la acusaron de ser una potencia con planes de cometer crímenes atómicos.
Esa República Popular Democrática de Corea debe lidiar con la campaña de mentiras más sostenida de la historia moderna. El origen de esa desgracia está en que fue en la península coreana donde los militares norteamericanos sufrieron su primera derrota pos Segunda Guerra Mundial.
Los yanquis y sus súbditos sureanos fueron repelidos al sur del paralelo 38 por las fuerzas norcoreanas comandadas por Kim Il Sing, fundador de la RPDC. Tras esa ofensiva de los comunistas, apoyados por China Popular, los generales estadounidenses pidieron a su gobierno lanzar la bomba atómica. Les estaban dando flor de paliza en el terreno.
Debe ser porque no asimilan aquella derrota histórica, que los sucesivos gobiernos norteamericanos han tenido a Corea del Norte entre ceja y ceja. Al sur del mencionado paralelo mantiene 35.000 marines para defender el régimen capitalista de Seúl.
No todo se limita a esa pesada herencia histórica. Hay motivos actuales. El presidente Barack Obama y el secretario del Pentágono, Leon Panetta, confirmaron en 2011 que la región clave para mantener su hegemonía mundial es la de Asia-Pacífico. Allí están mandando el grueso de sus naves de guerra. Están organizando a sus aliados (Japón, Corea del Sur, Filipinas y otros) para tender un cordón sanitario que estrangule a China, a la que apuntan desde bases en Australia.
En ese plan estadounidense, pegar y dislocar a Corea del Norte, desde diciembre último a cargo del joven líder Kim Jong-Un, es parte de la estrategia para doblegar a Beijing, su objetivo final. Algo similar ocurría entre 1950 y 1953, cuando se libró la mencionada guerra, tan frustrante para Washington.
Ese odio ancestral contra Corea del Norte se expresa con comentarios sobre la “dictadura stalinista”, “país atrasado y que sufre hambrunas”, “promotor de la carrera armamentista en la zona”, “peligro para la paz mundial” y otras descalificaciones.
Los ataques contra ese país de 24 millones de habitantes vienen mostrando una total falta de puntería. Viene fallando el agorero pronóstico del imperio de que ante la muerte de cada uno de los líderes, el país colapsaría. Lo dijeron en 1994, cuando falleció Kim il Sung; lo repitieron en 2011 cuando fue enterrado Kim Jong il y muchas otras veces ante fenómenos naturales como tremendas inundaciones, dificultades alimentarias derivadas de ello, etc. ¿Cómo se dirá en coreano “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”?

Satélite en órbita.

Con tal de denigrar a los coreanos, periodistas como Joan Biosca han escrito en “La Nación” (12/1): “se trata de un país blindado al mundo exterior que no permite, por ejemplo, que sus ciudadanos salgan libremente de sus fronteras, como sucede en Cuba”. ¡Ah! ¿Los cubanos pueden salir libremente de sus fronteras? Que Biosca le informe al Departamento de Estado y diarios de la SIP, incluida “La Nación”, que siguen repitiendo que la Mayor de las Antillas es un campo de concentración del que no se puede salir...
Volviendo a Corea del Norte, la gran noticia fue el lanzamiento, el 12 de diciembre, de un cohete portador Unha 3, que llevaba el satélite Kwangmyongsong 3, que comenzó a orbitar alrededor de la Tierra.
La agencia oficial KCNA indicó que el lanzamiento se había hecho desde el Centro Espacial Sohae en el distrito de Cholsan, de la provincia Phyongan del Norte, y que el satélite “entró en la órbita establecida con anterioridad”.
El exitoso operativo fue parte del plan de desarrollo científico y tecnológico del país, dijo la agencia, agregando que toda la gente estaba sumamente emocionada por el suceso. La población salió a festejar a las calles.
El motivo de tanta alegría es fácil de entender. Al poner en órbita un satélite de observación con tecnología propia, en medio de un durísimo bloqueo y sanciones de buena parte del mundo, el país mostró un gran avance. Con un poco de nacionalismo, sano en este caso, los norcoreanos están muy felices porque la otra parte, Corea del Sur, bajo dominio norteamericano, no ha logrado hasta ahora un avance de ese tipo. ¿Cuál es la Corea avanzada y cuál la atrasada, entonces?
La felicidad norcoreana también tiene que ver con que en estos días de diciembre, cuando el satélite entró en órbita, se cumplieron cien años del nacimiento del líder y fundador Kim il Sung y el primer aniversario del fallecimiento de Kim Jon il. Fue una forma de homenajearlos. Se puede estar de acuerdo o no con el sistema de casi socialismo hereditario que implicaron esos relevos en el poder. El cronista tiene sus críticas a esa costumbre. Sin embargo, ese árbol no debería tapar el bosque de un gobierno que protege a su población y se defiende de las agresiones políticas y bélicas del malvecino de Seúl y su jefe norteamericano. Y que, en medio de tantas acechanzas, logra un avance científico tan notable como la puesta en órbita del satélite. No hay muchos países en el mundo que lo hacen...
Ese logro podría sintetizar la ideología norcoreana llamada “juche o suche”, sinónimo de autonomía nacional y peculiaridades coreanas. Se precian de no depender de ninguna fuerza extranjera y de apoyarse en sus propias fuerzas. Ese fue el aporte ideológico del fundador y desde el espacio ahora un satélite parece hacerle señas en cada pasada de órbita, a él y a su hijo, fallecido de un paro cardíaco, ambos sepultados en el Palacio Memorial de Kumsusan.
La cancillería de la RPDC reafirmó: “sin importar lo que digan otros, continuaremos ejerciendo nuestro derecho legítimo a lanzar satélites y así contribuir activamente a la construcción económica y mejora de los estándares de vida de la población”. Fue como decir: déjennos en paz. ¿Ponemos satélites en el espacio, y qué?

“Al ladrón, al ladrón”.

La proeza científica de Pyongyang ha sido desnaturalizada por la propaganda norteamericana, el Consejo de Seguridad de la ONU y la OTAN, además del presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak.
Esos sectores acusaron a la RPDC de alentar un plan misilístico pues el cohete portador del satélite del 12 de diciembre en el futuro podría llevar una carga atómica. Los más delirantes aseguran que el régimen comunista podría minimizar el componente de una bomba atómica hasta el tamaño adecuado a la punta de aquel portador.
Son todas especulaciones mal intencionadas. Lo que manifestó el presidente norcoreano fue que el exitoso satélite “constituye una ocasión para mostrar al país y al extranjero la inquebrantable postura de la RPDC en cuanto a ejercer su legítimo derecho a usar el espacio con fines pacíficos y a desarrollar la ciencia, la tecnología y la economía”.
La Casa Blanca y sus aliados, Japón y Corea del Sur, reclamaron una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad para condenar a Pyongyang. Israel no se sumó: está con cola de paja por el genocidio de Gaza y sus 200 armas atómicas.
El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, calificó el lanzamiento como “un acto de provocación que amenaza la paz y la seguridad regionales y socava el régimen global de no proliferación”. Dijo que ese gobierno debía ser castigado “por su flagrante violación a las obligaciones internacionales”.
Inmediatamente el Consejo de Seguridad leyó una declaración del mismo tono, a cargo de Mohammed Luilichki, de Marruecos, su presidente rotativo. El surcoreano Ban Ki Moon, sin apartarse del caso pese a su clara parcialidad, se sumó a las condenas, desde la secretaría general de la ONU.
El cronista siente la necesidad de preguntarles a esos personajes y gobiernos si no tienen un poco de vergüenza. EE UU y sus aliados de la OTAN provocaron unos 15.000 muertos en Libia, incluido el presidente Muammar Khadafy. Y con su actual intervención solapada en Siria, unos 40.000 muertos. ¿Y todavía ponderan “la paz mundial” y acusan que un satélite norcoreano significaría una “flagrante violación” de la ley?
Al menos la RPDC blanqueó en 2005 que es una potencia nuclear. Bah, que tiene unas 6-7-8 bombas atómicas relativamente artesanales. ¿Cuántos miles tiene la superpotencia? Se estima que más de 5.000 armas nucleares, con misiles intercontinentales, emplazamientos terrestres, en aviones y submarinos. Y estos criminales de guerra, que ya emplearon el arma nuclear en Hiroshima y Nagasaki, ¿acusan al país socialista asiático de ser un riesgo para la paz?
Que lo diga Obama, vaya y pase. Pero duele que la cancillería argentina repitiera esas falsificaciones. Un comunicado suyo manifestó “su honda preocupación por el lanzamiento utilizando tecnología de misiles balísticos”, y se unió “al llamado de la comunidad internacional para que el gobierno de ese país cumpla las Resoluciones 1718 (2006) y 1874 (2009) de Naciones Unidas”, que controla la utilización del armamento y energía nuclear de ese país. ¿Creerá Timerman que haciendo buena letra con EE UU le perdonarán las conversaciones con Irán o levantarán las sanciones pedidas contra Argentina en la OMC?