Por Miguel Urbano Rodrigues
En el ámbito de una campaña
internacional de desinformación, Grecia continua siendo calumniada. La imagen
que los media europeos presentan de los griegos es la de un pueblo endeudado,
de gente perezosa que vive a costa de la ayuda de los países ricos de la Unión
Europea.
El “mal ejemplo griego” fue más de una vez tema de portadas en estos
días al ser anunciada la aprobación de un nuevo préstamo de 43,7 mili millones
de euros a la patria de Platón y Aristóteles. Las fuerzas políticas de derecha,
de Berlín a París, coinciden en previsiones pesimistas sobre el futuro del
país, afirmando que el gobierno de coalición de Atenas no cumplió gran parte de
los compromisos asumidos.
Además del nuevo prestamos, el Eurogrupo decidió ampliar el plazo de
pago y bajó los intereses de la deuda.
¿La “ayuda” a Grecia es un acto de solidaridad? No. El gran capital
desconoce el sentimiento de la generosidad. Una eventual bancarrota en Grecia
podría conducir al fin del euro, comprometiendo la propia continuidad de la
Unión Europea.
Los media de referencia en la UE omiten, obviamente, que una parte
considerable de la deuda griega resultó de préstamos de la banca alemana a
Atenas vinculados a la compra de armas alemanas (sobretodo submarinos y aviones
de combate) que el país no necesitaba. El dinero prestado vuelve así en gran
parte al origen por el funcionamiento del engranaje del capital.
El pueblo resiste
Los mecanismos perversos de la falsa ayuda no benefician al pueblo
griego. La situación se degrada cada semana. La tasa de desempleo excede ya el
24% y la deuda global rebasa el 145% del PIB.
Se registra que una de las exigencias del reciente prestamos es la
reducción d la deuda en 40 mil millones antes del 2020.
¿Como responde el pueblo griego a la política de sumisión al capital
financiero europeo practicado por el gobierno reaccionario de Antonis Samara,
política que arruina el país y hunde en la miseria a millones de familias?
Luchando con coraje ejemplar. Pero no solo a través de gigantescas
manifestaciones de protesta y de huelgas generales (más de una decena) que
paralizan el país. Actualmente un porcentaje considerable de la población se
rehúsa a pagar los brutales impuestos que la afectan. En algunos barrios, los
habitantes, cuando les cortan la electricidad, resuelven el problema
procediendo a la conexión directa. En Atenas y otras ciudades surgieron huertas
improvisadas donde son cultivadas legumbres en una agricultura familiar de
subsistencia. En bares y restaurantes cuyos trabajadores tienen salarios
atrasados, el personal no cobra en ciertos casos las cuentas a los clientes. La
imaginación es también un arma de la resistencia popular.
En éste panorama de luchas el Partido Comunista de Grecia-KKE desempeña
un papel fundamental. Fiel a su ideología –el marxismo-leninismo – fue
duramente castigado en las últimas elecciones. No hizo concesiones, rechazó
cualquier tipo de compromisos con las fuerzas del capital y apuntó a la salida
del euro y de la Unión Europea como exigencia de la Historia que responde al
interés del pueblo griego. Pagó la factura del lenguaje de la verdad como
partido comunista.
Muy diferentes, antagónica, fue la actitud de Syriza, que se presentó
disfrazada de partido revolucionario armado con soluciones para la crisis. Su
líder, Aléxis Tsirpas, viajó por las capitales europeas para garantizar la
permanencia en el euro, recibiendo el apoyo de la socialdemocracia continental.
Hasta Francisco Louçã del Bloque de Izquierda portugués, se disloco a Atenas
para hablar en un mitin.
No sorprendió la gran votación que Syriza obtuvo. Pero la mascara cayó
rápidamente. Hoy Tsirpas multiplica los contactos con los embajadores de los
grandes países capitalistas.
En su intervención en Beirut en el XIV Encuentro Internacional de
Partidos Comunistas y Obreros, Aleka Papariga, secretaria general del KKE,
desenmascaró con claridad el oportunismo y las tentaciones electorales:
Aleka Papariga |
«El KKE ha resistido la gran presión que fue ejercida para tomar parte
en un gobierno con SYRIZA en su núcleo, es decir en un gobierno cuyas
posiciones programáticas tendrían una clara dirección de apoyo al desarrollo
capitalista, con contradicciones que determinan de antemano su plena
asimilación cuando se convierte en mayoría gubernamental. Esta posición ha
traído un coste electoral pero no ha privado el partido de su capacidad después
de las elecciones de movilizar y organizar a las masas populares. Es un legado
para el futuro para un movimiento que evitará las trampas peligrosas y los
errores que pueden dañar los intereses populares y que finalmente lo aplastarán
por un período de tiempo largo y crucial.»
El KKE no hizo promesas que no podría cumplir. En un contexto de
reflujo histórico en que la mayoría de los partidos comunistas se
socialdemocratizó, casi constituye una excepción por la coherencia, fidelidad a
los principios, y firmeza en el combate como vanguardia proletaria.
Vila Nova de Gaia,29 de Noviembre
de 2012Traducción: Jazmín PadillaEl original portugués de este articulo
se encuentra en www.odiario.info