Katu Arkonada[1]
Me voy de
vacaciones con la intuición de que cuando vuelva dentro de un mes el Estado
Español habrá sido rescatado. Con el bono español al 7% y la prima de riesgo en
610, parece inevitable una intervención completa y no solo el rescate al
sistema bancario español. En cualquier caso, y si Rajoy consiguiera
tranquilizar a las elites económicas, escondidas tras el eufemismo de
“mercados”, no parece muy probable que la espera se alargue mas allá de
octubre, cuando
vencen algo mas de 27.000 millones de euros de deuda publica
española, la mitad de ellos emitidos a menos del 4%, especialmente si, como ya
ha anunciado su presidente Mario Draghi, el Banco Central Europeo no compra
deuda española.La marca España fracasa mas que el chándal olímpico español en la semana de la moda de Nueva York, la burbuja España implosiona llevándose consigo los derechos económicos, sociales y culturales de millones de personas. El neoliberalismo ya esta aquí, y al no tener competidor, proyecto político alternativo, nos muestra su rostro real en toda su crudeza. Valencia es el claro ejemplo de las políticas neoliberales basadas en la financiarización de la economía, el crédito y la burbuja inmobiliaria; privatización de los beneficios y socialización de las perdidas.
Punto de no
retorno
Si bien parecía que no podía ir peor después de los recortes impuestos por Europa y ejecutados por sus vasallos del PSOE con Zapatero a la cabeza (ya no es una tragedia, es una farsa escuchar a los políticos del PSE-PSOE criticar los recortes del PP cuando tenemos tan fresca la imagen de Zapatero en mayo de 2010 anunciando los recortes en el Congreso español); si los sectores populares pensaban que ya no podían estar peor y después de llegar a un punto limite, íbamos a volver a recuperar poco a poco el Estado del Bienestar y los derechos laborales conquistados durante el ultimo siglo mediante luchas no precisamente pacificas, todos los indicadores parecen indicar que España ha traspasado el punto de no retorno. Entre enero y julio el PP ha conseguido doblar la prima de riesgo, que en enero llegó a estar en 311 puntos, 200 puntos por debajo de la italiana, mientras que ahora la prima española mira a su hermana italiana desde una altura de 100 puntos por encima.
Si bien parecía que no podía ir peor después de los recortes impuestos por Europa y ejecutados por sus vasallos del PSOE con Zapatero a la cabeza (ya no es una tragedia, es una farsa escuchar a los políticos del PSE-PSOE criticar los recortes del PP cuando tenemos tan fresca la imagen de Zapatero en mayo de 2010 anunciando los recortes en el Congreso español); si los sectores populares pensaban que ya no podían estar peor y después de llegar a un punto limite, íbamos a volver a recuperar poco a poco el Estado del Bienestar y los derechos laborales conquistados durante el ultimo siglo mediante luchas no precisamente pacificas, todos los indicadores parecen indicar que España ha traspasado el punto de no retorno. Entre enero y julio el PP ha conseguido doblar la prima de riesgo, que en enero llegó a estar en 311 puntos, 200 puntos por debajo de la italiana, mientras que ahora la prima española mira a su hermana italiana desde una altura de 100 puntos por encima.
No parece que
un posible rescate sea suficiente para hacer caer a Rajoy y su gobierno, mas
bien podemos estar seguros que el PP de Andrea “Que se jodan” Fabra va a
aprovechar este momento para tratar de doblegar a la clase trabajadora,
imponiendo unas condiciones laborales y unos salarios bajos desarrollando el
esquema de las elites económicas en la búsqueda de una mayor competitividad
respecto de China en la búsqueda de la Arcadia feliz del crecimiento económico.
El problema es doble, porque por un lado un rescate va a implicar una
condiciones de recorte de gasto mayores que las actuales, con un descenso
equivalente del PIB y una agudización de la recesión. Por otro lado el
crecimiento económico en estos momentos nos llevaría a un empobrecimiento
social y ecológico y en ese sentido deberíamos aprovechar esta crisis como una
oportunidad también para plantear nuevos paradigmas de desarrollo para nuestras
sociedades. Asimismo, en una economía sustentada en el ladrillo y con 6
millones de viviendas vacías, tenemos que ver como se produce una media de 510
desahucios diarios en lo que vamos de 2012.
Paradójicamente
y según el techo presupuestario recientemente presentado por el Ministerio de
Economía, los gastos públicos del Estado van a subir un 9’22%, pero que nadie
se lleve a engaño, el incremento del gasto público va a ir encaminado a pagar
la carga extra de intereses en 2013, provocada por el aumento de la deuda y la
desconfianza en España. En 2013, esos intereses serán de 9.144 millones de
euros mas de los previstos (38.000 en total), casi tanto como lo que el
gobierno español pretende ingresar con la subida del IVA, medida injusta donde
las haya pues grava a los que mas tienen exactamente igual que a los que menos
tienen, provocando un aumento de la desigualdad. Es decir, el gobierno en vez
de incrementar los impuestos directos (ingresos y patrimonio) para que los
ricos paguen más y pueda haber una redistribución de la riqueza más efectiva,
incrementa el IVA reduciendo la capacidad de adquisición de los sectores
populares e impulsando un sistema fiscal injusto por insolidario.
Estado aparente
Estado aparente
Rene Zavaleta,
político y sociólogo marxista boliviano, desarrolló la concepción del “Estado
aparente” como uno que representa los intereses de una parte dominante de la
sociedad, un Estado que excluye a las mayorías, que es burocrático y
colonizador, que no puede representar a todos pues existen intereses de clase
opuestos e irreconciliables. En el Estado aparente predomina una lógica
señorial, donde no se da un sentimiento de pertenencia a un Estado-nación. En
definitiva, un régimen donde unos pocos viven a costa (y por encima) de los
demás.
No es tan
difícil pues imaginarse a España como un Estado aparente, donde han fallado
todos los dispositivos que permiten construir un Estado y las elites se ven
impotentes de reconducir la situación, en una espiral de terrorismo social
contra la población civil, contra las clases subalternas, mientras el sistema
político se descompone, mientras se acrecienta la crisis económica e
institucional. Todo ello en una España que nunca supo construirse como
Estado-nación debido a que su propia existencia dependía de la negación de las
naciones sobre las que se construía y con una izquierda que perdió doblemente,
primero la guerra civil y después la Transición, dejando el campo libre para
que la derecha asumiera la representación del Estado, subsumiendo sus intereses
en los intereses de la Nación. Izquierda española que al no tener una nación
sobre la que construir su proyecto, tiene muy complicado en términos históricos
construir ese proyecto político que pueda identificar los intereses de clase
con los intereses nacionales.
En Euskal
Herria sin embargo nos encontramos ante un momento histórico, en el que la
soberanía que España negaba a Euskal Herria y el resto de naciones del Estado
Español ha sido erosionada. Un gobierno que no puede financiarse se traduce en
un Estado no soberano y por lo tanto, en un Estado débil. Probablemente hasta
que la crisis no llegue a Alemania y Francia en forma de recesión no vamos a
vislumbrar el rumbo que va a tomar Europa en los próximos años, pero sin
embargo debemos ir preparando una alternativa política, un proyecto político
que piensen una nueva Europa social y de los pueblos, desde la propia soberanía
política y económica de cada nación y desde el mas profundo sentimiento
internacionalista. En Euskal Herria la izquierda soberanista vasca tiene la
posibilidad histórica de construir un proyecto que defienda los intereses de
clase y los intereses dela nación, construyendo un proyecto político desde
abajo y por la izquierda desde posiciones claramente anticapitalistas que
apuntes al horizonte emancipatorio del socialismo. No nos debe dar miedo
nombrarlo, la solución, aquí y ahora, pasa por dotar al pueblo vasco de un
Estado socialista, no patriarcal e internacionalista, un Estado como
herramienta de transición para superar la opresión nacional, de clase y de
genero que como pueblo sufrimos. Un Estado integral que, haciendo frente a las
elites políticas y económicas, represente los intereses del conjunto de un
pueblo.
Llegados a este
punto de nuevo se vuelve central la cuestión del poder. Solo mediante la toma
del poder; y el poder esta presente en muchas esferas, no solo en el gobierno,
se pueden conquistar espacios de soberanía política y económica, que permitan
velar por los derechos económicos, sociales y culturales de los sectores
populares.
A
corto plazo es obvio que las reformas estructurales (reforma financiera y
reforma laboral) impuestas al Estado aparente español por la Troika (Fondo
Monetario Internacional, Comisión Europea y Banco Central Europeo) y el posible
rescate van a consolidar la perdida de soberanía de España y la perdida de
derechos. En una mirada mas larga probablemente estemos asistiendo a una
recomposición del capitalismo en el espacio geopolítico europeo. Parte del
capital fijo esta siendo destruido, parte de la fuerza de trabajo esta siendo
expulsada del mercado y se están creando mercados donde hasta ahora no
existían, como es el caso de los bienes comunes. La crisis estructural que
vivimos podría terminar en un nuevo ciclo de acumulación capitalista, esta en
nuestras manos el que eso no suceda. Es el mejor momento para meter una cuña
roja en ese invento llamado España y buscar la independencia de nuestro pueblo
y eso debemos hacerlo también pensando en salir del capitalismo en crisis y
nunca conformándonos con salir de la crisis del capitalismo.
[1] Trinchera de Ideas http://www.naiz.info/eu/blogs/ trincheradeideas