Por Renee Maltezou y Harry Papachristou (REUTERS)
La mayor huelga general que ha visto Grecia en lo que va del
año concluyó con violentos enfrentamientos entre agentes de seguridad y
manifestantes encapuchados. Decenas de miles de personas inundaron las calles
de Atenas este miércoles para protestar contra el paquete de austeridad
promovido por el Gobierno del conservador Andonis Samarás.
La marcha, que congregó a más de 70.000 personas según los
organizadores, se dirigió al Parlamento griego bajo la consigna de “No nos
entregaremos a la troika” y “Unión Europea, Fondo Monetario Internacional:
¡Fuera!”.
Al final de la manifestación, docenas de manifestantes
encapuchados arrojaron piedras, botellas y bombas molotóv contra los más de
5.000 agentes desplegados para proteger la seguridad durante la manifestación.
La policía se enfrentó con los manifestantes en la plaza Syntagma, en frente
del Parlamento griego, bajo el ruido de los helicópteros.
Al menos 120 personas han resultado detenidas después de que
algunos participantes en la marcha destruyeran kioscos de prensa y encendieran
fuego a contenedores de basura. “No podemos más. Estamos desangrándonos. No
podemos criar así a nuestros hijos”, dijo Dina Kokou, una profesora de 54 años
y madre de cuatro hijos que recibe una paga de 1.000 euros al mes.
“Estos recortes nos están matando”
La huelga de 24 horas, convocada por los dos mayores
sindicatos del país (que representan la mitad de los cuatro millones de
trabajadores griegos) ha sido la primera prueba para el primer ministro Andonis
Samarás, elegido en mayo. La Policía estimó que la manifestación de hoy ha sido
la mayor desde mayo de 2011 y una de las más grandes desde que Grecia, que está
al borde de la bancarrota, pidiera su primer préstamo a entidades
internacionales y comenzara a aplicar una serie de dolorosos recortes.
El verano ha permitido a la frágil coalición actualmente en
el Gobierno (que llegó al poder con un discurso europeísta y a favor de la
austeridad) gozar de una aparente calma, pero los sindicatos han anunciado que
la tregua ha terminado. “Ayer los españoles salieron a las calles, hoy nos toca
a nosotros, mañana a los italianos y pasado mañana, Europa entera”, afirmó
Yorgos Harisis, miembro del sindicato ADEDY.
“Con esta huelga queremos enviar un fuerte mensaje al
Gobierno y a la troika, de que las medidas que quieren imponer no pasarán por
el Parlamento, porque los días de este Gobierno están contados”. Los barcos
permanecieron atracados, los museos y los monumentos cerrados a los visitantes
y los controladores aéreos hicieron un paro de tres horas. Los servicios de
tren fueron suspendidos, al igual que varios vuelos. Las oficinas públicas
permanecieron cerradas y los hospitales funcionaron con personal mínimo.
“Están destruyendo nuestras vidas”
Mucha de la ira de los sindicatos responde a los duros
recortes por más de 12.000 millones de euros en los próximos dos años.Se espera
que el dinero para pagar esta deuda provenga de la reducción de salarios y
pensiones. ”No podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras el
Gobierno y la troika destruyen nuestras vidas”, comentó Dimitra Kontuli,
funcionaria de 49 años que ha visto reducido su salario de 1.600 euros
mensuales a 1.100. “Mi esposo perdió su trabajo, no podemos llegar a fin de mes”,
explicó. Una encuesta realizada por la agencia MRB mostró que el 90% de los
griegos cree que los recortes son injustos y que son más duros con la clase
trabajadora.
Los sindicatos creen que Grecia debe de permanecer en el
euro pero también defienden que una reestructuración en el pago de la deuda que
aplique mayores impuestos a los ricos y una política firme contra los evasores
de impuestos.
En Grecia, que entra a su quinto año consecutivo en recesión
y donde uno de cada cuatro trabajadores no tiene empleo, se acaba la paciencia,
según han advertido analistas, que también señalan que la ola de indignación
podría derribar al Gobierno. “La gente quiere decirle a Samarás que están mal,
para que él lo use como argumento para pedir concesiones a la troika”, afirma
el director de la agencia encuestadora MRB, Dimistris Mavros.
“La gente está dispuesta a dar tiempo al Gobierno, pero bajo
ciertas condiciones, como perseguir la evasión de impuestos y conseguir una
extensión del vencimiento de la deuda. Si el Gobierno [de Samarás] consigue
eso, tendrá más tiempo”.