Por
Katu Arkonada
El viejo mundo se muere. El nuevo
tarda en aparecer.Y en ese claroscuro surgen los monstruos. (Antonio Gramsci)
No queremos,
ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe
ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en
nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. (José Carlos Mariátegui)
Euskal Herria se encuentra en una encrucijada histórica.
Estamos dejando atrás una época de (muchos) cambios para adentrarnos en un
cambio de época. Aunque en España todavía no se hayan dado cuenta, la formula
de Fukuyama “economía de mercado + democracia liberal” ya no da mas de si.
La economía de mercado ha sido pisoteada por los rescates a los
bancos consecuencia de una financiarización de la economía, y el concepto de
democracia liberal se resquebraja en cuanto a dispositivo ideológico hegemónico
cuando las clases populares se dan cuenta de que las elites políticas y
económicas gobiernan para su propio beneficio y ya ni siquiera les dejan las
migajas traducidas en el viejo estado del bienestar. El capitalismo esta
cumpliendo un ciclo histórico y no puede seguir obteniendo los niveles previos
de plusvalía si se mantienen los beneficios, por mínimos que estos sean, para
las mayorías sociales.
La crisis económica y financiera se ha convertido en una
crisis de modelo civilizatorio mediante la suma, no de manera aislada sino
interrelacionada, de una crisis energética, climática y alimentaria. El Norte
se tambalea y el Sur recupera su soberanía y dignidad, rechazando la
explotación de sus pueblos, personas y recursos naturales, convirtiendo el
modelo capitalista en algo insostenible y creando proyectos políticos llenos de
contradicciones, pero con claros componentes anticapitalistas, antimperialistas
y anticoloniales.
Crisis estatal
Los acontecimientos de los últimos tiempos en Euskal Herria
han dejado al descubierto una crisis del modelo de Estado, quebrándose el
sistema político y simbólico dominante que permitía que los dominados siguiesen
de alguna manera a las elites dominantes. Ese quiebre en Euskal Herria se ve
acompañado de la construcción de un proyecto político que tiene voluntad de
poder y que va a poner a la sociedad vasca ante la disyuntiva de optar por un
modelo agotado y caduco, el del Estado Español, o un modelo diferente
construido sobre una Euskal Herria independiente.
Además, el proyecto político alternativo que ya se esta
construyendo trata de recoger y articulas varias demandas parciales,
sectoriales, de los movimientos sociales, y manifiesta su voluntad de convertir
esas demandas en acciones concretas de gobierno. Todo hace prever que el
instrumento para la disputa electoral surgido de ese proyecto en construccion
podría convertirse en la primera fuerza, sino en número de votos sí en número de
escaños, en la Comunidad Autónoma Vasca, rompiendo de esta manera, mas allá de
que le dejen gobernar o no, con una hegemonía política, económica y cultural
fuertemente consolidada hasta el momento y apuntalando y profundizando la
crisis estatal.
Punto de bifurcación
El físico ruso Ilya Prigogine fue un estudioso de la teoría
termodinámica, concretamente de los sistemas alejados de los puntos de
equilibrio, motivo por el que fue galardonado con el premio Nobel de Química en
1977. En sus investigaciones demostró que a partir de un cierto punto, los
sistemas alejados de su punto de equilibrio podían dar lugar a la aparición de
un nuevo orden, lo que llevaba al sistema a estabilizarse de nuevo. A este
momento Prigogine le llamópunto de bifurcación.
En Euskal Herria estamos viviendo, y se va a intensificar en
el futuro cercano, una lucha por el poder político que nos aleja de un punto de
equilibrio. En algún momento la sociedad vasca va a tener que optar bien por
estabilizar el sistema, bien por la construcción de un nuevo orden
social-estatal y ese momento concreto es el punto de bifurcación para el que
tenemos que prepararnos. Cuando el Vicepresidente del Estado Plurinacional de
Bolivia Álvaro García Linera teorizaba sobre los pasos dados entre el develamiento
de la crisis estatal y la llegada al punto de bifurcación en el proceso de
cambio boliviano, parafraseaba a Foucault para explicar que hay momentos donde
la política es la continuación de la guerra por otros medios y no a la inversa,
un momento donde tiene más razón Tsun Tsu que Rousseau o Habermas. No puedo
estar mas de acuerdo con esta afirmación.
En este momento histórico de cierre de un ciclo en el que no
encaminamos al punto de bifurcación, se torna más importante que nunca la
realización de un diagnostico correcto de la situación que nos permita
construir y consolidar el instrumento adecuado para llevar adelante el proyecto
político. Si erramos en nuestro diagnostico, también erraremos al dar forma al
instrumento y al proyecto político, y eso, en estos tiempos interesantes,
desgarradores pero llenos de oportunidades, es algo que no nos podemos
permitir.
Puño de hierro en guante de seda|
En Euskal Herria, al igual que en América Latina, nuestra
condición colonial nos ha obligado a ser universales en nuestras preocupaciones
y en nuestra mirada y eso nos da una ventaja frente a otras izquierdas que
todavía no han despertado de la crisis en la que se sumieron a partir de 1989.
Euskal Herria Bildu esta consiguiendo convertirse en el
recipiente que recoge una serie de demandas populares no satisfechas.
Probablemente esto permite una interrelación mayor entre los diferentes grupos
y sus demandas, superando de esta forma la simple suma de demandas y
configurando un nuevo sujeto colectivo, lo que en los años 80 se definió como
pueblo trabajador vasco y que hoy en día, en esta sociedad postfordista en la
que vivimos, no conseguimos definir con precisión pero sin embargo esta ahí
conformando un nuevo sujeto colectivo que precisa de un instrumento político que
disputa el poder precisamente debido a las grietas en un sistema inestable
alejado de su equilibrio.
Por lo tanto, EH Bildu necesita convertirse en el guante de
seda que envuelva el puño de hierro de un proyecto político solido, que se asiente
en la defensa de las clases populares y recoja las demandas sectoriales
universalizandolas. Proyecto que mediante una intervención netamente política,
lleve la disputa al principal campo de batalla, el económico.
Revolución Democrática Nacional
En la guerra de posiciones que va a comenzar tras las
elecciones del 21 de octubre con el objetivo de ahondar en la crisis estatal y
construir hegemonía de cara a llegar en buena posición al punto de bifurcación,
va a ser necesario hacer varios tipos de equilibrios que paradójicamente
fuercen el desequilibro del sistema dominante.
Por un lado necesitamos alcanzar un equilibrio entre la
gestión del poder institucional, demostrando que otra forma de hacer política
es posible y construyendo una democracia participativa también desde las
instituciones, y el apoyo sin miedo ni condicionalidades a un contrapoder que
permita fiscalizar la gestión del poder, generando contradicciones que nos
permitan avanzar.
En un segundo nivel, necesitamos combinar la construcción
nacional desde cada uno de los sectores en lucha en Euskal Herria, junto con
una lucha popular desobediente que permita cohesionar y dar cuerpo al pueblo
vasco en contraposición con la imposición cristalizada en ese invento llamado
España. Necesitamos impulsar las distintas formas de desobediencia civil como
forma de profundización y radicalización de la democracia.
En tercer lugar, nuestro proyecto político debe tener un
horizonte socialista en contraposición al capitalismo y sus diferentes expresiones
más o menos maquilladas en los ámbitos político, económico y cultural.
Necesitamos construir nuestro propio socialismo desarrollando un proyecto y un
Estado sobre bases feministas, ecologistas e internacionalistas, basado en la
diversidad de Euskal Herria y que logre superar la triple opresión, de genero,
clase y nacional que el esquema de Estado-nación impone. Este debe ser nuestro
aporte a otros pueblos en lucha en el mundo, un Estado socialista vasco como
expresión de la lucha de liberación nacional y social del pueblo vasco.
Si logramos combinar los factores anteriores en forma de
proyecto político (sin confundir el proyecto con el instrumento o los
instrumentos necesarios para llevarlo a cabo) realmente estaremos construyendo
una revolución del siglo XXI, una democracia socialista para todo Euskal Herria
que enfrente a la dictadura capitalista, un nuevo marco político para avanzar
en nuestra liberación social.
Que no nos engañen con bonitas palabras, se llama lucha de
clases, y vamos perdiendo. En Euskal Herria además esa lucha de clases adopta
la forma y el contenido de lucha de liberación nacional permitiendo una
retroalimentación entre lo nacional y lo social. Necesitamos pasar de la
resistencia a la ofensiva, a la propuesta. El 26 de septiembre y el 21 de
octubre tenemos la oportunidad de recuperar la iniciativa, no podemos dejar
pasar este momento histórico y debemos asumir la responsabilidad de ganar, con
todas las consecuencias que ello conlleva.