“¿Cómo es que los países de la OTAN llaman a
una intervención militar contra las mismas fuerzas que reciben el apoyo militar
y económico de la tiranía feudal de Qatar, aliado clave de la OTAN? Es evidente
que se trata de otro espejismo cínico de los países de la OTAN y de otro
grotesco abuso del sistema de las Naciones Unidas”.
Toni
Solo, TortillaconSal
LUNES,
15 DE OCTUBRE DE 2012 /El
12 de octubre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respondió a una
solicitud del gobierno de Mali por apoyo militar contra grupos rebeldes en el
norte del país. Esta región de Mali ha sido ocupada desde marzo por grupos
armados que han provocado el desplazamiento de hasta medio millón de personas.
De estas, más de la mitad se han refugiado en los países vecinos.
En su Resolución, el Consejo de
Seguridad de la ONU resuelve que cualquier ayuda militar en el futuro será
“para apoyar a las fuerzas armadas de Mali a recuperar las regiones ocupadas en
el norte de Mali.” La Resolución también llama a las autoridades malienses y los
grupos rebeldes a entrar en negociaciones para una solución política al
conflicto y, también, a no violar los derechos humanos.
El norte de Mali ha sido
ocupado desde marzo de 2012 por cuatro grupos principales: Ansar Dine es un
grupo islámico de etnia tuareg. Su dirigente Iyad Ag Ghaly tiene relaciones
informales con las autoridades argelinas. Los grupos Al Qaeda del Magreb
Islámico (AQMI) y el Movimiento por la Unicidad y Jihad en el África Oeste
(MUJAO) son grupos salafistas que han establecido la ley sharia en las zonas
bajo su control. Estos grupos islámicos han recibido ayuda militar de Qatar por
vía aérea.
Últimamente, el Presidente
Blaise Compaoré de Burkina Faso ha apoyado al otro grupo rebelde tuareg, el
Movimiento por la Liberación Nacional de Azawad (MNLA). En abril de 2012, este
grupo había declarado un estado independiente. Después, fue derrotado por sus
antiguos aliados islámicos. El 7 de octubre en la capital de Burkina Faso,
Ouagadougou, el MNLA renunció la secesión territorial pero sigue reclamando la
autonomía regional.
Así, queda claro que la
Resolución en la ONU es un compromiso entre las posiciones de los diferentes
países involucrados. El gobierno de Mali logró limitar cualquier intervención
militar que permitiese una injerencia abierta en sus asuntos internos. Argelia,
un viejo aliado de Rusia, logró que la Resolución tuviera un texto que avala la
negociación. Francia y sus aliados regionales lograron avanzar en el camino
hacia una intervención militar.
El antiguo Presidente Amadou
Toumani Touré fue derrocado el 22 de marzo por el Comité Nacional por el
Regreso a la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE) dirigido por el
Capitán Amadou Haya Sanogo. Desde ese día, las fuerzas reaccionarias en Mali y
la élite corrupta leal al antiguo Presidente han tenido el fuerte respaldo de
la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO). Esta
organización regional todavía está dominada política y económicamente por
Francia y el Reino Unido.
La CEDEAO y las fuerzas reaccionarias
malienses quieren restaurar un régimen político que favorezca a las élites
corruptas malienses, sus aliados regionales y los intereses corporativos y
geopolíticos de los países de la OTAN. Con ese objetivo, la CEDEAO, desde marzo
hasta el presente, repetidamente violó acuerdos alcanzados con las nuevas
autoridades en Mali. Sin embargo, a pesar de todas las presiones en su contra,
las fuerzas que apoyan el CNRDRE y el derrocamiento del viejo régimen del
ex-Presidente Amadou Toumani Touré han logrado mantener mucha influencia en el
gobierno, además del control de las fuerzas armadas.
Mali no tiene acceso al mar.
Todas sus importaciones vienen por vía aérea o por tierra cruzando el
territorio de los países vecinos. Durante meses las fuerzas armadas y el
gobierno de Mali han insistido en que no necesitan tropas extranjeras sino
apoyo logístico y equipamiento. Sin embargo, la CEDEAO ha bloqueado suministros
militares destinados para las fuerzas armadas de Mali como otra medida de
presión contra el gobierno interino para que haga lo que quiere Francia y sus
aliados de la OTAN. Recientemente, el gobierno británico declaró que apoyaría
una fuerza militar internacional en Mali
Es obvio que la OTAN está
maniobrando para asegurarse control geoestratégico del norte de Mali - una
extensión territorial enorme, llena de recursos minerales y energéticos. Para
asegurar ese control geo-estratégico se necesita un gobierno débil en Bamako,
la capital de Mali, y unas fuerzas armadas complacientes. Pero la realidad en
Mali es otra y compleja.
Internamente, el gobierno del
Primer Ministro Cheick Modibo Diarra simpatiza más con las fuerzas progresistas
y nacionalistas que resisten las imposiciones de la CEDEAO. Estas fuerzas
quieren apoyo logístico internacional para liberar el territorio nacional
ocupado por grupos rebeldes. En cambio, el Presidente interino Dioncounda
Traoré simpatiza más con la clase política vendepatria que ha presionado para
una intervención militar extranjero de lleno en Mali.
La organización política más
importante de las fuerzas progresistas ha sido la Coordinación de
Organizaciones Patrióticas de Mali (COPAM). La COPAM se opone fuertemente a la
presencia de fuerzas militares extranjeras en Mali. Pero esta agrupación se ha
fracturado por motivo de desacuerdos sobre las posiciones a tomar en relación
al Presidente Dioncounda, el gobierno y las demás instituciones del Estado.
Sus oponentes reaccionarios en
el Frente por la Democracia y la República (FDR) han aprovechado esta debilidad
para avanzar su proyecto de una intervención militar extranjera. Francia y sus
aliados del CEDEAO pueden fácilmente estrangular la economía de Mali en un
tiempo muy corto, como hicieron en marzo y abril de este año. A pesar de todo,
hasta el momento, ni las presiones de las vendepatrias ni las presiones
externas han logrado debilitar la unidad de las fuerzas armadas alrededor del
Capitán Sanogo. Se ha logrado forzar varias concesiones de parte del CEDEAO a
pesar de su aparente dominio de la correlación de fuerzas.
El cinismo de los gobiernos de
los países de la OTAN es evidente. El reciente llamado a una intervención
militar en Mali por el Presidente François Hollande hace eco de los hipócritas
argumentos a favor de la intervención humanitaria. En una alocución en Dakar,
del 12 de octubre el Presidente François Hollande dijo a la Asamblea Nacional
de Senegal “Los horrores actuales no pueden seguir. ¿Cómo se va a aceptar los
mausoleos profanados, las manos cortadas, las mujeres violadas? ¿Cómo se va a
aceptar el reclutamiento forzado de niños por las milicias o que vengan
terroristas a esta región para sembrar el terror?”
El mismo guión de Libia. . . . |
Hollande tuvo el cínico descaro
de hablar así cuando su país ha infligido exactamente esos mismos desastres a
Libia y ahora lo hace en Siria. Pero Hollande no se encuentra solo en su
cinismo e hipocresía. El 30 de septiembre el jefe del Comando Africano de las
fuerzas armadas de los Estados Unidos, el General Carter F. Ham, estuvo en
Argel.
Durante una conferencia de
prensa allí, dijo, “Hay varios desafíos en el norte de Mali hoy. Primero está
la ausencia de un gobierno legítimo en Bamako que ya hemos mencionado. Segundo,
la necesidad de resolver las ansiedades de la población del norte de Mali. Eso
se debe de hacer por medio de la diplomacia en vez de las armas. Tercero, hay
una crisis humanitaria significativa en la región que requiere alimento, agua y
otra ayuda para la población y Argelia ha sido muy eficaz en suministrar eso.
El cuarto problema es la presencia de organizaciones terroristas, y ese
problema podría requerir el uso de la fuerza militar.”
Aparte de la típica arrogancia
yanqui de asumir el derecho de decidir si o no si algún gobierno es legítimo,
cuando habla de “terroristas”, el General Ham está hablando del mismo AQMI que
él y sus fuerzas apoyaron para derrocar al legítimo gobierno libio.
En el mismo momento en que Ham
estaba hablando en Argel, él y sus fuerzas militares apoyaban esos mismos
terroristas en Siria con armamentos y apoyo logístico contra el gobierno legítimo
del Presidente Assad. Así que, es lo más absurdo pensar que Francia o Estados
Unidos o el Reino Unido o cualquier país de la OTAN se interesen por el
bienestar de las poblaciones de los países donde tienen intereses estratégicos.
Otra señal de la acumulación de
fuerzas en proceso para lograr control del norte de Mali vino ayer, 13 de
octubre. Ese día Qatar, una de las tiranías feudales del Golfo Pérsico, logró
conseguir el reconocimiento oficial de parte de la Organización Internacional
de la Francofonía – una organización que aglutina todos los países dónde se
habla el francés, algo claramente absurdo en un sentido cultural, que sí tiene
sentido en términos del papel que Qatar ha desarrollado en Libia y Siria como
un aliado islámico de la OTAN. Ahora, esa casa feudal establece su presencia y
poder de comprar influencia en el África Occidental.
En ese contexto sería razonable
esperar que el Movimiento de los Países No Alineados, del que actualmente Irán
tiene la presidencia y, el ALBA, demuestren su solidaridad Sur-Sur con el
gobierno de Mali frente a las presiones de parte de la OTAN y sus aliados
regionales. Enviar unos aviones de ayuda humanitaria sería un costo bajo para
proyectar la visión del ALBA a nivel global, especialmente si se coordina con
la Organización de Países no Alineados bajo la presidencia de Irán y,
posiblemente, con Rusia y China. Eso permitiría al mundo antiimperialista
desarrollar una presencia solidaria concreta en África para equilibrar la
influencia colonial de los países de la OTAN.
Para las fuerzas nacionalistas
del gobierno de Mali, el problema estratégico es doble. Emprender la guerra
para recuperar el territorio nacional en el norte implica enfrentar fuerzas
mejor armadas que el ejército de Mali, porque los rebeldes tuaregs tienen los
armamentos que se llevaron de Libia y los grupos islámicos reciben suministros
bélicos por vía aérea desde Qatar. Y también, aún si tuvieran los equipos y
armamentos para emprender acciones militares, el traslado de recursos al norte
dejaría a la capital Bamako vulnerable a un golpe reaccionario apoyado desde el
exterior como pasó en abril.
Es una correlación de fuerzas
muy desfavorable para los malienses que quieren resistir las imposiciones de la
OTAN. Por el momento, los títeres otanistas de la CEDEAO dominan el escenario
frente a la resistencia nacionalista de la mayor parte de los malienses
representado más que todo en este momento por sus fuerzas armadas. Mali es
víctima de un intento por los poderes occidentales de intensificar su dominio
de los recursos y economías de África.
No fue fortuita la reciente
gira del Presidente François Hollande por los países de la llamada
France-Afrique – las antiguas colonias africanas de Francia. Es una advertencia
más de que los antiguos poderes coloniales de la OTAN esperan encontrar en
África gran parte de los recursos y mercados que se requieren para rescatar la
Unión Europea de su desastrosa situación económica. Es en este contexto que
Francia, Estados Unidos y el Reino Unido han dicho que apoyan una intervención
militar contra los rebeldes y terroristas que han ocupado el norte de Mali.
Pero cualquier observador de
los acontecimientos en Libia y en Siria va a preguntar ¿cómo es que los países
de la OTAN llaman a una intervención militar contra las mismas fuerzas que
reciben el apoyo militar y económico la tiranía feudal de Qatar, aliado clave
de la OTAN? Es evidente que se trata de otro espejismo cínico de los países de
la OTAN y de otro grotesco abuso del sistema de las Naciones Unidas. Habrá que esperar a ver en los meses que
vienen hasta qué punto los países de la OTAN y sus aliados lograrán extender
todavía más su siniestro control neocolonial en el África.