La noticia más censurada N° 16:
Pentágono encubre violaciones de soldados-mujeres
Por Ernesto Carmona
En 1970, las mujeres soldados representaban el 1 por ciento de
todas las fuerzas armadas de EEUU. Hoy ese número aumentó a aproximadamente el
15 por ciento, casi 200.000 en total. Como el número de soldados femeninos
crecen, hasta el Pentágono reconoce en sus propios informes el creciente
problema de las agresiones sexuales militares en zonas de guerra: aumentaron en
26 por ciento entre 2007 y 2008, y en otro 33 por ciento al año siguiente.
La muerte en 2005 de la mujer-soldado raso del ejército de EEUU
LaVena Johnson fue declarada oficialmente suicidio por el Pentágono (ministerio
de Defensa, DoD, su sigla en inglés), pero continúa ejemplificando la violencia
sexual que padecen las mujeres-soldado mientras sirven a su país. La autopsia
de Johnson reveló heridas contradictorias con la versión oficial de “suicidio”,
incluyendo abundantes quemaduras químicas que se cree fueron provocadas para
destruir evidencia de ADN dejada por la violación.
El Pentágono ha intentado intimidar a reporteros y redactores que
trabajaban historias sobre Jonson, uno más entre por los menos veinte casos en
que soldados de sexo femenino han muerto bajo circunstancias sospechosas. Las
muertes misteriosas coinciden con un aumento de la violencia sexual contra
mujeres entre los militares.
Según el DoD, en 2010, hubo en total 3.158 informes de agresión
sexual en los cuarteles militares, pero ese mismo ministerio estima que este
número representa sólo el 13,5 por ciento de los asaltos reales, porque el
número total de violaciones y agresiones sexuales militares sería superior a
19.000 al año.
El Proyecto Censurado desenterró esta noticia publicada
originalmente por el periodista independiente John Lasker, de Columbus, Ohio,
en Toward Freefom, 14 de julio 2011. El caso del “suicidio” en Irak de
la mujer soldado de 19 años, descrita como“amorosa y feliz”, apunta a una
desconocida historia, cobarde, abusiva, sórdida y mucho más amplia, imposible
de ser conocida por la clientela de los grandes medios de información
Intentarán investigación independiente
La decisión del Research Institute de Filadelfia (CCIRI, sigla en
inglés) de investigar el caso, tal vez finalmente convierta en un hecho
conocido para un público mucho más amplio la historia de Lavena y las muertes
misteriosas de otras mujeres soldados negras mientras “servían a la patria” en
bases en Afganistán e Irak.
El CCIRI, que antes investigó los asesinatos de Tupac Shakur
(desaparecida, caso de 1996) y Levy Chandra (pasante del Congreso, 2001), tiene
sus propios peritos balísticos y forenses, más un psicólogo experto en
suicidios, capaces de dar una buena mirada al archivo de la investigación
militar y a fotos de la autopsia. Todos tienen serias dudas de que Lavena se
haya quitado la vida.
"No hay duda [que la investigación y conclusión del suicidio]
de los militares tiene problemas", dijo Sheryl McCollum, directora del
CCIRI. "Si hay cualquier signo de asesinato, no se puede invocar
automáticamente un suicidio".
Militares controlan los medios
Mientras el CCIRI tiene el coraje de enfrentar este potencial
encubrimiento militar, medios importantes, como CBS News 60 Minutes y ABC News,
intentaron informar sobre la muerte de Lavena, pero se echaron atrás con la
transmisión de la historia, a pesar que CBS y ABC gastaron miles de dólares en
el envío de varios equipos a la casa de los Johnson. 60 Minutos también pagó
para que el cuerpo de Lavena fuera exhumado para una segunda autopsia, de
acuerdo con su padre, el Dr. John Jonson, de St. Louis.
"Nadie va a tocar la historia de Lavena ni con un palo de
tres metros", dijo el Dr. Jonson, aludiendo a las empresas de los grandes
medios de comunicación. El Pentágono tiene agarrada financieramente a la
industria mediática con la amenaza de retirar la publicidad del ejército de los
canales, explicó el padre de la mujer soldado.
"De seguro que los militares no querrán admitir que mujeres
negras soldados son violadas y asesinadas, porque ya tienen dificultades para
contratar y retener a las mujeres negras", dijo a Toward Freedom. Sería
devastador para el reclutamiento difundir historias en los medios de
comunicación más importantes sobre mujeres soldados negros brutalmente
violadas".
El Pentágono ha tratado de intimidar a los reporteros y editores
que trabajan historias sobre Lavena. El magazine Essence, por ejemplo,
fue amenazado con el retiro de los dólares pagados por la publicidad militar si
lanzaba al público una historia sobre Lavena. La revista cedió al Pentágono
contando una historia aguada que los editores justificaron por la supervivencia
del magazine que se inclinó para evitar la pérdida de la publicidad militar. Justamente,
la publicidad busca más jóvenes reclutas como Lavena entre las mujeres negras.
“La familia de Lavena se esfuerza por crear conciencia acerca del
caso de una hija que amaba a servir a su país y vivió para hacer la diferencia
en ayudar a otros”, escribió Lasker . El ejército de EEUU era su destino, dijo
su padre. Ella era del ejército en tercera generación, así que su familia no se
sorprendió cuando a la ex-violinista estudiantil de honor se le ordenó ir a
Irak en 2005.
Según la versión del ejército, a pesar que Lavena siempre mantuvo
una actitud positiva, el 18 de julio 2005 su espíritu dio un giro tremendo. Esa
tarde, dicen los militares, su nuevo novio de dos meses rompió con ella por
correo electrónico desde su casa en Kentucky. Bueno, lo que sigue en la versión
castrense es fácil de imaginar: se metió en una tienda vacía de Kellogg Brown
and Root (KBR), constructora filial de Halliburton, la incendió con aerosol y
tranquilamente se suicidó con su M16 después de comprar varias botellas de
gaseosa y a 24 horas de haber hablado con su madre por teléfono satelital para
anunciarle que pasarían juntas la Navidad. "No decores el árbol sin
mí". Ésta fue la versión militar oficial. Caso cerrado.
Violaciones a granel
Pero hay otra historia encubierta. Dos expertos en balística,
Donald Marion y Cyril Wecht, le dijeron a la familia que las heridas Lavena no
eran consistentes con un M16 y la supuesta herida de salida de bala en la parte
superior de la cabeza parece más una herida causada por una pistola de 9 mm.
La autopsia militar de Lavena reveló un labio partido, dientes
rotos, marcas de arañazos en el cuello, pero no heridas graves. Sin embargo, en
la segunda autopsia –pagada por CBS 60 Minutes–, nuevos rayos X revelaron que
el cuello estaba roto. Aún más extraño, la segunda autopsia mostró también que
los militares habían retirado parte de la lengua, la vagina y el ano y no se lo
dijeron a los Johnson, ni lo documentaron en la primera autopsia.
Por inverosímil y retorcido que parezca, la extracción de partes
del cuerpo, en algunos casos el corazón o el cerebro, o ambos, se ha dado en
otros cadáveres de mujeres soldados que perecieron por causas "no relacionadas
con combate".
El Dr. Johnson cree que los militares extrajeron partes del cuerpo
de Lavena para ocultar lo que realmente le pasó a su hija: Trauma Sexual
Militar o MST, eufemismo que es la designación oficial para las violaciones de
milicos.
En otro caso, en julio de 2005, Jamie Leigh Jones, de 20 años,
denunció que fue violada y golpeada por empleados de KBR y encerrada en un
contenedor de transporte por los administradores, después que ella buscó a la
policía. Jones y sus abogados, que perdieron una demanda federal civil contra
KBR en julio 2011, dijeron que otras 40 empleadas mujeres KBR que trabajaban en
Afganistán e Irak les contaron historias de violaciones, palizas y acoso
sexual.
Además de la frialdad de los militares frente al caso, los Johnson
dijeron que el Congreso casi no ha movido un dedo para ayudar. Un equipo de
funcionarios quiso investigar la muerte de Lavena, pero no logró conseguir
siquiera las fotos de la autopsia
La ex coronel Ann Wright, retirada del ejército y ahora activista
por la paz –navegó por el Mediterráneo con la Flotilla de la Libertad de Gaza–,
dijo que hay muchas más muertes sospechosas de soldados femeninos y la versión
de los militares simplemente no es creíble.
De hecho, dijo Wright, hay más de 20 muertes de soldados femeninos
bajo escrutinio. Casi todos se han producido en bases de Afganistán o Irak. De
estos 20, los informes militares de 14 dictaminaron suicidio, incluyendo a
Lavena Johnson. Y al igual que los Johnson, muchas de estas familias se niegan
a aceptar la explicación de los militares, creyendo que sus hijas murieron a
manos de sus soldados-compañeros o contratistas.
Como las agresiones sexuales militares en zonas de guerra
aumentaron en 26% entre 2007 y 2008, y en 33% al año siguiente, el incremento
se debe a que los soldados varones saben que pueden salirse con la suya, dijo
Wright. Una encuesta de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental 2008
encontró que el 50% de las militares víctimas de agresión sexual nunca
reportaron el crimen porque sentían que sus oficiales al mando pasarían por
alto los cargos o, peor aún, de alguna manera los silenciarían.
En una zona de guerra, el aire de intimidación a raíz de una
violación puede adquirir connotaciones a otro nivel, simplemente porque la
víctima está rodeada de violencia y confusión, dijo Wright. "Van a
decirte: '¿Vas a estar muerta para mañana. Violarla a usted es sólo el costo de
la guerra. Lo que haremos ahora simplemente será añadir (su asesinato) a la
seguridad insegura’".
*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno
Citas y referencias:
● John Lasker, “Sexual Violence
Against Women in the US Military: The Search for Truth and Justice,” Toward
Freedom, July 14, 2011,http://www.towardfreedom.com/women/2474-sexual-violence-against-women-in-the-us-military-the-search-for-truth-and-justice.
Estudiante investigador: Taylor
Falbisaner (Sonoma State University)
Evaluador académico: Peter
Phillips (Sonoma State University)
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MAPOCHO PRESS
Santiago - Chile
Reproducción permitida / Citar fuente
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